Hermana María Emanuele Seyfried – «Hija personal del Padre y la Madre»

La Hna. Emanuele con el Padre Kentenich, 1967La Hermana María Emanuele (1932 – 1973), Brasil, bautizada como Elizabeth Seyfried, nació en Rottweil, en el sur de Alemania. El 1º de julio de 1932 ingresó al Instituto de las Hermanas de María en Schoenstatt.

El 12 de mayo de 1935, junto a otras hermanas, recibió la cruz misionera de manos del Padre José Kentenich, fundador de la Obra Internacional de Schoenstatt. Unos días después fue enviada a Brasil, con el primer grupo de Hermanas que llegaba a ese país . En junio de 1935 pisó por primera vez suelo brasileño, estableciéndose en Jacarezinho, estado de Paraná. Experimentó todas las dificultades del aprendizaje del idioma, hasta ese momento totalmente desconocido para ellas, las precarias condiciones de la vivienda y la carencia de lo más necesario para vivir. Con sus Hermanas de comunidad fundó la primera escuela en Londrina: el Colegio Madre de Dios. En 1945 la sede del Instituto se trasladó a Santa María (Río Grande do Sul) por lo que se fue a vivir allí y fue nombrada maestra de novicias y de terciado. Se dedicó a introducir en el mundo de Schoenstatt a las primeras Hermanas de María brasileñas. Cuando – junto con el Padre Kentenich, en su primera visita a América del Sur – se buscó el ideal para la Provincia brasileña, ella sugirió el nombre «Tabor». En esa ocasión el Padre y Fundador había reunido a las representantes de las Hermanas de María de la Argentina, Brasil y Chile, y a cada una les asignó especialmente una Persona de la Sma. Trinidad, de acuerdo a los rasgos más destacados de cada comunidad. Así nació la Asistencia Trinitaria. A la Argentina le asignó el Padre, a Brasil el Hijo y a Chile el Espíritu Santo. De allí derivan los ideales respectivos: Nazaret, Tabor y Cenáculo.

Durante los años del exilio del Padre y Fundador compartió con él las incomprensiones de algunos miembros del la Iglesia acerca de Schoenstatt. El Movimiento no era bien visto en el Brasil y ella debió empeñarse en superar las muchas dificultades que esto provocó. En todo momento luchó con todas sus capacidades, con firmeza, por la fidelidad al carisma de Schoenstatt. Vivió hondamente la realidad del Hijo, crucificado como condición para resucitar victorioso.

Todos quienes las trataron durante su larga estadía en Brasil la recuerdan como una persona extraordinariamente maternal, generosa, hospitalaria – acentuaba mucho esta cualidad ante sus Hermanas de comunidad en todo el mundo – siempre al servicio de los demás porque estaba totalmente desprendida de sí misma.

En 1967, en su carácter de superiora provincial de Brasil, viajó a Schoenstatt para participar en el Capítulo General de la comunidad y fue elegida Superiora General del Instituto de las Hermanas de María de Schoenstatt. Es mundialmente conocida la foto del Padre Kentenich dándole la bendición el 19 de noviembre de 1967, día de su elección: es la imagen que está representada en muchos Santuarios en el vitral izquierdo, junto al altar. La Hermana M. Emanuele condujo a la Familia de las Hermanas con bondad, sabiduría y firmeza. Sabía transmitir como nadie la vinculación filial al Padre Kentenich. Nunca se percibía que las vivencias fueran «propiedad» de ella, sino que cada quien la escuchaba se sentía involucrado en esa cercanía con la figura paternal del Fundador. Cada uno podía sentirse realmente en su lugar…

Los pocos años de su gobierno también fueron marcados por la cruz: primero, la muerte del Padre José Kentenich el 15 de septiembre de 1968 y después el golpe de una grave enfermedad. Esta etapa dolorosa de su vida hizo crecer aún más su filialidad heroica y la entrega total a la Obra. En esta actitud, fue llamada al Schoenstatt eterno por el Padre Celestial en 1973.