Me necesitas: Instrumentos de María para la renovación del mundo

Con sobradas razones la Familia de Schoenstatt cree en una especial conducción de la Providencia divina a lo largo de su historia nacida de un comienzo inaparente y desarrollada a menudo bajo enormes dificultades. A la luz de esa convicción de fe, en lo más profundo, ella no se considera a sí misma como un fruto del pensamiento y la actuación humanos sino como una obra y un instrumento de la Sma. Virgen, y, en última instancia, del Dios Trino.

Una orientación muy concreta a la voluntad de Dios en la luz de la fe en la Providencia y la permanente disponibilidad instrumental frente a Dios y a sus planes son rasgos fundamentales de la espiritualidad específicamente schoenstattiana.

Ante el vacío interior de muchos, el aburrimiento de algunos o el cansancio de otros, Schoenstatt proclama, como parte esencial de su mensaje, la conciencia de misión.

Esto quiere decir, en otras palabras, que nadie está de balde en este mundo, o tiene vocación de mero espectador. Todos tenemos una tarea que cumplir, algo que realizar, en síntesis, una misión. El mismo Señor es quien nos envía. Y por eso, nos sabemos instrumentos en sus manos todopoderosas. A pesar de los límites de todo lo humano, estamos llenos de confianza en la fuerza divina que actúa en nosotros (…»que mi poder se manifiesta al máximo en tu flaqueza» – 2Cor 12,9).

Aquí estriba nuestra esperanza de alcanzar la victoria final. Sabemos, por experiencia, que la vida es lucha. Sabemos que nos esperan muchas dificultades. Sin embargo, creemos en las palabras del Señor: «En el mundo tendrán que sufrir, pero tengan valor: Yo he vencido al mundo» (Jn 16,33). Nos inspiran las palabras que el Padre Kentenich escribiera a la Familia de Schoenstatt días antes de su muerte: «Con María, alegres por la esperanza y seguros de la victoria, hacia los tiempos más nuevos».

Fuente: P. Engelbert Monnerjahn, Schoenstatt. Una introducción
P. Esteban Uriburu, Schoenstatt.